miércoles, 22 de enero de 2014

Me estaba buscando a mí mismo.
Estaba corriendo, en una calle que no conocía, veía gente que jamás antes vi. De repente sentí miedo, no sabía donde estaba y me estaba haciendo mal, y unos jóvenes se acercaban a mí, para intentar robarme algo. 
Caminé, con fuerzas, me costaba, no podía correr más. Entré a un lugar y nadie me conocía, pedí ayuda y se rieron, pero pude escapar al robo, aunque sentía que algo me habían sacado, y todavía, no me podía encontrar.
Pude volver a correr, lo hice y empecé a encontrarme con momentos en mi vida en los que me sentí muy mal, pero también me tropecé con gente que me hizo sentir muy bien, era un alivio, aunque no me hablaran, poder ver caras conocidas. No me podían escuchar, intentaba gritar y no podía.
En un momento, volví a cansarme de correr, ¿por que corría tan fuerte?, sabía que estaba desesperado por encontrarme, saber donde estaba. Caí de rodillas en la calle, cansado, empecé a llorar, no por estar triste, sino porque me frustraba el no encontrarme, ni saber por cual camino ir. Apoyé mis manos en el suelo, y pude gritar, finalmente, lloraba con bronca y dolor por no saber donde mas buscar, empezó a llover fuerte, y dejé que la lluvia se haga dueña del momento...luego desperté.

D.

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